Cuidados posturales y prevención de úlceras por presión


También llamadas ulceras por decúbito o escaras, las ulceras por presión son lesiones de la piel que se originan cuando existe una presión o una fricción mantenida sobre una zona.

El aplastamiento sostenido del tejido deriva en una degeneración rápida por disminución del oxigeno en la zona afectada por el deficiente riego sanguíneo. Aparecen en zonas con escaso tejido graso por debajo de la piel (como por ejemplo el sacro, los talones, o cualquier prominencia ósea en personas delgadas incluso las caderas).

La piel puede también por fricción: al subir al paciente a la cabecera arrastrándolo, o por frotamiento de los talones o las rodillas, o cuando el paciente está sentado y se va resbalando poco a poco.

Los factores que favorecen la aparición de úlceras por presión son:

  • Edad: el riesgo aumenta a mayor edad, ya que la piel es mas seca y menos elástica.

  • Inmovilidad: hace que la persona mantenga una presión prolongada en los mismos puntos de apoyo durante largos espacios de tiempo.

  • Incontinencia: la piel en contacto con la orina y las heces se humedece y por lo tanto, es más vulnerable.

  • Estado nutricional: cuando existe delgadez y/o cuando el aporte proteico es inadecuado existe mayor dificultad para la regeneración de tejidos.

  • Deshidratación: hace que la piel sea menos flexible y por tanto menos resistente al roce y las presiones.

Cómo evitar este tipo de lesiones

  • Cambios posturales: permiten a personas inmovilizadas evitar o aligerar la presión prolongada. El cuidador ha de apoyar la realización de estos cambios si el paciente no es capaz de cambiar de postura por sí mismo. En personas encamadas el cambio de postura debe hacerse cada 2-3 horas en cama y cada hora en silla. Si el paciente colabora se realizaran cambios posturales cada 15-30 minutos.

  • Para evitar las zonas de presión se podrán colocar almohadas bajo las piernas, muslos, área lumbar y cervical (si no hay contraindicación). Se colocará algún dispositivo para aliviar la presión (colchón antiescaras) y un cojín para evitar la rotación de las piernas hacia afuera, como así también un arco para evitar el peso de la ropa sobre los dedos de los pies. Las extremidades superiores se colocan en diferentes posiciones de forma alternante.

  • Higiene y cuidados de la piel: la piel debe estar siempre limpia y seca. Realizar aseo con agua tibia y jabones neutros secando cuidadosamente sin frotar. Vigilar restos de humedad sobre todo en zona de pliegues. Aplicar cremas hidratantes sin masajear hasta su total absorción. No usar colonias ni alcoholes ni talco. No dar masaje en zonas Oseas, prominentes o enrojecidas. En caso de incontinencia urinaria o fecal aumentar las medidas de higiene aun más. Utilizar ropa de algodón o hilo. Las sabanas deben estar siempre secas, limpias, sin arrugas, bien estiradas y sin restos de comida.

  • Según el riesgo del paciente se puede valorar la utilización de dispositivos que alivian la presión (colchón antiescara). Usar otros dispositivos como almohadas, cojines y taloneras para evitar contacto directo de prominencias óseas entre sí (almohada entre rodillas).

  • Alimentación: la dieta debe ser rica y variada, teniendo en cuenta sus gustos y preferencias, así como también sus limitaciones. Dar líquido de 6 a 8 vasos diarios (agua, sopa). Invitar a comer, no obligar. Fraccionar número de comidas 4-5 diarias. Alimentos de fácil masticación, huevo 3-4 veces a la semana. Verduras y frutas todos los días. Lácteos 2-3 veces al día. Las comidas con temperatura adecuada. Si está en cama alimentar lentamente para evitar que se atragante, dejándolo en esa posición durante 1 hora después de comer. Cepillar los dientes y enjuagar después de comer.

  • Estimulación y activación física: permiten que las funciones corporales se mantengan activas, favoreciendo distintos procesos, como la circulación, la calidad de la piel, los procesos digestivos, etc.