Las consecuencias de la postración: Sindrome de Inmovilidad
Definimos la <movilidad> como la capacidad de desplazamiento en el medio. La capacidad de movilizarse es un indicador del nivel de salud del anciano y de su calidad de vida. En un sentido contrario, la <inmovilidad> es la disminución de la capacidad para desempeñar actividades de la vida cotidiana y nos habla de la existencia de un deterioro de la funcionalidad del anciano.
El Síndrome de inmovilidad es un cuadro clínico que aparece con frecuencia en las personas de mayores que tienen necesidad de estar en cama durante un tiempo más o menos prolongado, ya sea en el domicilio o en el hospital (puede aparecer incluso al cabo de unos pocos días), y puede deberse a diversos motivos:
Enfermedades debilitantes como la anemia o las infecciones
Convalescencia de una cirugía
Debilidad muscular
Riesgo de caídas o temor a caer
Dolor
Depresión
Soledad y/o falta de estimulación para la movilidad
Enfermedad neurológica como Parkinson o secuela de infarto cerebral
Enfermedad cardiaca o pulmonar con sensación de ahogo/falta de aire
Se trata de un cuadro clínico generalmente multicausal, potencialmente reversible y prevenible. Los sistemas más afectados por la inmovilidad son el cardiovascular y el musculoesquelético:
A nivel cardiovascular: existe alteración del flujo sanguíneo que puede provocar tendencia al síncope y fatigabilidad, presión baja y riesgo de desarrollar trombosis.
A nivel musculoesqueletico: disminuye la fuerza muscular hasta un 55% a las seis semanas de inmovilización y de un 1-3% al día, con una tasa de recuperación de un 6% a la semana. Se observa atrofia muscular de predominio de extremidades inferiores, hay tendencia a la osteoporosis por desuso y aparecen contracturas musculares y calcificaciones articulares. Las articulaciones más afectadas por la inmovilidad son tobillo y cadera.
Otras consecuencias son:
Sistema respiratorio: aparición de atelectasias y neumonías.
Sistema nervioso: disminuye la coordinación y aparece inestabilidad al ponerse de pie. También puede existir depresión y aislamiento social.
Sistema digestivo: disminuye el apetito, puede existir reflujo gastroesofágico y estreñimiento.
Sistema genitourinario: se favorece la aparición de cálculos, incontinencia urinaria e infección urinaria.
Sistema endocrino: puede haber hiperglucemia por resistencia a insulina.
Piel: pueden aparecer úlceras por presión (ver artículo de <Ulceras por presión>: https://www.celinagriboff.com/art-upp).
Prevención del síndrome de inmovilidad
La mejor medida preventiva es mantener el grado de movilidad. El ejercicio físico es el principal factor para prevenir la inmovilidad ya que mejora la masa y la fuerza muscular y, por tanto, mejora la deambulación, incrementa la masa ósea, mejora la hiperglicemia retrasando el inicio de tratamiento con insulina, disminuye los niveles de triglicéridos en sangre y aumenta el colesterol HDL (lipoproteínas de alta densidad). Disminuye la ansiedad y los síntomas depresivos. A nivel cardiovascular disminuye la respuesta hipertensiva y mejora la capacidad de reserva cardiaca y la extracción de oxígeno de tejidos periféricos.
Adecuación del entorno a las posibilidades de la persona: los objetos de uso cotidiano (utensilios, vestimenta, puertas, cajones, calzado, elementos del baño, etcétera) deben ser prácticos de manipular, evitando mecanismos complejos o elementos pesados. Se debe tener en cuenta la amplitud de los espacios, y si para transitarlos puede hacerlo en forma independiente o si requiere el uso de barandas, o de andador o silla de ruedas. Se debe evitar todo aquél obstáculo que pueda favorecer la aparición de caídas (ver artículo de <prevención caídas> en https://www.celinagriboff.com/art-caidas).
Tratar las complicaciones de la inmovilidad es fundamental para evitar que las complicaciones se multipliquen, como contracturas articulares, rigidez o anquilosis articulares, atrofia muscular, osteoporosis por inmovilidad y las alteraciones a nivel del resto de sistemas anteriormente mencionadas. Su prevención se inicia con el control postural que implica la alineación corporal de forma simétrica del cuerpo evitando posturas que evitan el dolor o posturas viciosas, así como los cambios posturales cada dos horas inicialmente.
Una vez valorada la situación de inmovilidad del paciente se realizará un plan de actuaciones que incluya:
Tratamiento de la causa de la inmovilidad.
Plan de rehabilitación encaminado al tratamiento de la inmovilidad existente y a evitar su progresión (fisioterapia/terapia ocupacional).
Uso de ayudas y adaptaciones en el hogar.
Prevención de las complicaciones asociadas.