Comunicación en el deterioro cognitivo y la demencia


La comunicación determina las relaciones y la convivencia en el domicilio. Una buena comunicación con la persona mayor dependiente:

  • promueve su autonomía

  • evita el aislamiento

  • contribuye a que la persona se sienta bien y esté más tranquila.

Es interesante prestar atención a los aspectos que forman parte del cómo interactuamos con la otra persona. Esto contempla desde lo que decimos, en qué contexto lo hacemos (momento, lugar), el tono de voz que usamos, los gestos, etc.. Todo ello es percibido por el otro, quién además va reaccionando a nuestro hacer entregándonos información que hace que modifiquemos la interacción. Esto es muy importante en el caso del cuidado de personas en situación de dependencia, porque en muchas ocasiones los que rodean a esta persona, incluso nosotros mismos, tendemos a obviar la opinión de ese otro que no se puede comunicar bien, que no se le entiende, o que no siempre dice cosas coherentes a lo que se está hablando en el minuto. Sin embargo todas estas personas tendrán algo que decir si se les da el tiempo y las herramientas para entender la situación que se está conversando. Por lo que es muy importante tenerlo en cuenta al momento de escuchar que la persona que cuidamos nos dice “no” aún cuando nos parezca extraño que lo haga, tal vez quiera indicarnos algo de lo que no nos hemos dado cuenta, o quiera exponer una visión distinta a la nuestra.

Siempre es importante pensar en la forma en que nos podemos dar a entender y en cómo podemos favorecer la comprensión de los demás. Por esto, cuando una persona se encuentra en situación de dependencia, es importante buscar estrategias para favorecer la comunicación:

  • Mantengase dentro de la línea de visión de la persona, preferentemente de frente, manteniendo siempre contacto visual con ella.

  • Acérquese y mantenga algún contacto físico con la persona mayor, tomandole de las manos, acariciándole, etc.

  • Elimine ruidos y elementos distractores.

  • Adáptese en todo momento a los problemas sensoriales que pueda tener la persona mayor dependiente (visión, audición). Asegúrese de que lleva puestas las gafas o el audífono si los usa.

  • Estimular cualquier tipo de comunicación, ya sea hablada, gestual, señalando o dibujando.

  • Mantenga un ritmo de habla y un volumen de voz adecuados. Hablar de manera tranquila y pausada apoyándonos de gestos. Si se encuentra enfadado evite la conversación en ese momento, aguarde a estar más tranquilo.

  • Utilice un lenguaje bien estructurado, con frases cortas y un vocabulario sencillo.

  • Intente no saltar de un tema a otro en la conversación.

  • Tenga paciencia y espere sus respuestas, evitando hacer varias preguntas seguidas o a la vez. Realice preferentemente preguntas de respuesta corta o de si/no.

  • Nombre siempre a la persona o las cosas a las que se refiere.

  • No permita que sus gestos interfieran o contradigan lo que está diciendo. Evite desviar la atención del lenguaje con movimientos innecesarios que son distractores.

  • Anímele a participar en la conversación y a dar sus opiniones.

  • Deje tiempo extra para el procesamiento de la información. Escúchele atentamente, muéstrele comprensión y transmítale seguridad y paciencia.

  • Observe cómo se expresa la otra persona, los gestos que hace o la actitud que tiene le ayudarán a conocer cuáles son sus emociones y necesidades reales.

  • Estimule a la persona para que hable y se comunique a través de cualquier medio y exprese sus necesidades e ideas, no obstante es importante tener en cuenta aguardar los tiempos del otro y no obligar.

  • Puede acudir a elementos que refuercen la conversación como por ejemplo temas de interés para la otra personal, repasar fotografías, etc.

  • Háblele como lo hace con cualquier adulto. Aunque la persona mayor tenga problemas de comprensión, nunca le trate como a un niño.

  • Asegurese de que le ha comprendido y si no es así, repetir la frase de forma clara y sencilla.

  • No hablar de él/ella como si no estuviera presente.

  • No hablar en su lugar intentando adivinar lo que quiere decir.

  • No interrumpir y corregir continuamente.

  • Permitirle errores cuando habla sin necesidad de hacerlos notar.